Palabra polémica y llena de censuras, por lo menos en cuanto a mi uso cotidiano, o demasiado cotidiano para referirme al desorden o al bochinche, que ha hecho que muchos me digan: “Shhhh!!! Cómo vas a decir así?!”… Implícitamente, (al margen de que después me enteré de que se usaba para denominar a los prostíbulos), nunca me pareció una “mala” palabra. Y digo “mala” porque no hay “malas palabras” sino palabras mal usadas.
Ahora, ¿De dónde viene? Acá va un intento de explicación, después de una vaga incursión por la red, con alguna que otra edición de parte de la que presenta este post.
En Latinoamérica, la palabra palenque o quilombo (del kimbundu: kilombo) se usaba para denominar los lugares o concentraciones políticamente organizadas por negros esclavos “cimarrones" en lugares con fuente de agua y cuevas, con alcaldes que ejercían su autoridad al interior.
En 1502 los españoles trajeron los primeros esclavos negros de África a América para reemplazar la mano de obra indígena, que iba disminuyendo ostensiblemente en sus colonias. Vivían en las haciendas, en barracas o barracones; en las ciudades, estas barracas estaban ubicadas en un rincón de los huertos o solares, y propendían al hacinamiento y las enfermedades.
A fines del siglo XVII y principios del XVIII, se formaron unas rancherías en los alrededores de la ciudad de Lima hechas por esclavos que, en busca de su libertad, habían preferido huir y rebelarse contra el opresor sistema. Éstas en lo posible, se ubicaban en las zonas menos transitadas, con bosques para ocultarse de los perseguidores. Alrededor de 1710, evolucionaron hasta convertirse en quilombos. Estos, entonces, eran asentamientos rurales de negros “cimarrones”, rebeldes.
Un palenque tenía una fuente de agua, un pedazo de tierra para cultivo, un almacén subterráneo y una pequeña cantidad indispensable de lampas y hachas.
Tenían cierta autarquía, aunque mantenían relaciones económicas más o menos normales con las ciudades y haciendas vecinas. En sus áreas de cultivo, sembraban maíz y zapallo, se abastecían de carne cazando venados y pájaros y obtenían algún que otro dinero vendiendo sombreros y canastas.
Se mantenía una vida comunitaria, caracterizada por la igualdad entre todos los integrantes, tanto para el trabajo como para el reparto del alimento y el comportamiento social y moral.
Para su defensa, en algunos palenques se habían construido fuertes; estaban hechos de palizadas, en el punto más alto de su temporal albergue. Tenían como únicas armas espadas, cuchillos y otras armas blancas; nunca poseyeron armas de fuego y en otros casos completaban su defensa acopiando piedras. Hacían ejercicios de corte militar, utilizando la táctica de las guerrillas.En su búsqueda de libertad, se habían unido negros de diversas etnias, incluso algunas que en África mantenían rivalidades muy marcadas, como es el caso de los congos, minas y terranovos.
Si éstos eran (y son, porque siguen existiendo) los verdaderos quilombos, le debemos una disculpa a la palabra, y nos debemos una reflexión sobre qué nuevo nombre ponerle a la idea que nos formamos de ella.
Ahora, ¿De dónde viene? Acá va un intento de explicación, después de una vaga incursión por la red, con alguna que otra edición de parte de la que presenta este post.
En Latinoamérica, la palabra palenque o quilombo (del kimbundu: kilombo) se usaba para denominar los lugares o concentraciones políticamente organizadas por negros esclavos “cimarrones" en lugares con fuente de agua y cuevas, con alcaldes que ejercían su autoridad al interior.
En 1502 los españoles trajeron los primeros esclavos negros de África a América para reemplazar la mano de obra indígena, que iba disminuyendo ostensiblemente en sus colonias. Vivían en las haciendas, en barracas o barracones; en las ciudades, estas barracas estaban ubicadas en un rincón de los huertos o solares, y propendían al hacinamiento y las enfermedades.
A fines del siglo XVII y principios del XVIII, se formaron unas rancherías en los alrededores de la ciudad de Lima hechas por esclavos que, en busca de su libertad, habían preferido huir y rebelarse contra el opresor sistema. Éstas en lo posible, se ubicaban en las zonas menos transitadas, con bosques para ocultarse de los perseguidores. Alrededor de 1710, evolucionaron hasta convertirse en quilombos. Estos, entonces, eran asentamientos rurales de negros “cimarrones”, rebeldes.
Un palenque tenía una fuente de agua, un pedazo de tierra para cultivo, un almacén subterráneo y una pequeña cantidad indispensable de lampas y hachas.
Tenían cierta autarquía, aunque mantenían relaciones económicas más o menos normales con las ciudades y haciendas vecinas. En sus áreas de cultivo, sembraban maíz y zapallo, se abastecían de carne cazando venados y pájaros y obtenían algún que otro dinero vendiendo sombreros y canastas.
Se mantenía una vida comunitaria, caracterizada por la igualdad entre todos los integrantes, tanto para el trabajo como para el reparto del alimento y el comportamiento social y moral.
Para su defensa, en algunos palenques se habían construido fuertes; estaban hechos de palizadas, en el punto más alto de su temporal albergue. Tenían como únicas armas espadas, cuchillos y otras armas blancas; nunca poseyeron armas de fuego y en otros casos completaban su defensa acopiando piedras. Hacían ejercicios de corte militar, utilizando la táctica de las guerrillas.En su búsqueda de libertad, se habían unido negros de diversas etnias, incluso algunas que en África mantenían rivalidades muy marcadas, como es el caso de los congos, minas y terranovos.
Si éstos eran (y son, porque siguen existiendo) los verdaderos quilombos, le debemos una disculpa a la palabra, y nos debemos una reflexión sobre qué nuevo nombre ponerle a la idea que nos formamos de ella.
3 comentarios:
Y pensar que yo vivo usando esa palabra... y no tenía idea de su historia!
¿tanto quilombo por una palabra, che?(cuac)
che que buen post! yo tube perdido, por las calles =P con unos quilombos tb.. jeje
che tenemos q organizar una tertulia srta... va a ser un quilombo barbaro, podemos defendernos del sistema acopiando discos de charly y spinetta
Publicar un comentario