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jueves, 18 de diciembre de 2008

El Molotov

El molotov es un lujo en el aire de la noche.
Una parábola graciosa y arabescos de humo, y luego el estallido…
El fulgor multicolor del fuego, la danza emocionante de las llamas.
Un espectáculo audiovisual, en suma, que el pueblo dedica a sus opresores.

Una bala policial, en cambio, sólo es estampido y una recta invisible y sin gracia.
Mortalmente aburrida.
Aburridamente mortal.

Pero últimamente sucede esto: “La tecnología está matando al arte”.

Carlos Agustín Possentini



Mi abuelo participó del llamado "viborazo" o segundo "cordobazo", en 1971. Éste fue una huelga con protesta social masiva ocurrida en marzo de 1971 en Córdoba (Argentina), opuesta al gobernador militar de la provincia perteneciente a la dictadura militar en el poder conocida como "Revolución Argentina".
En marzo de 1971 el gobierno militar del general Levingston designó como nuevo interventor de la provincia de Córdoba al dirigente conservador Camilo Uriburu.
La CGT declaró una huelga activa contra la intervención. Uriburu declaró entonces públicamente que “confundida entre la múltiple masa de valores morales que es Córdoba por definición, se anida una venenosa serpiente cuya cabeza pido a Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo”.
La CGT respondió convocando a un nuevo paro general para el 12 de marzo, que se transformó en una insurrección general que tomó el control de unas 500 manzanas de la ciudad de Córdoba. Hubo manifestaciones, barricadas, fogatas, incendios, saqueos y enfrentamientos entre trabajadores y estudiantes con fuerzas represivas de la Policía Provincial y de la Policía Federal.
Por la noche, Uriburu felicitó a los efectivos de la Policía Federal por su eficiencia en la tarea de "desalojar a la víbora del barrio Clínicas", clásica área de residencia estudiantil y uno de los epicentros de las luchas del período.
La gravedad de los hechos produjo la renuncia del interventor Uriburu al día siguiente. Ese día el tradicional diario local, La Voz del Interior, publicó una caricatura que mostraba una víbora comiéndose al interventor Uriburu.
En general puedo decir que tengo fe en que todavía se puede hacer algo para aunque sea salvar nuestra dignidad en el día a día, pero a veces hace falta un poco mirar atrás, remontarse al pasado para ver dónde van quedando las cosas que nos hacen humanos.
Hoy tal vez la lucha por un mundo mejor en nuestra cotidianeidad no sea necesaria con palos y piedras contra una opresión enorme y para muchos invisible, pero no por eso deja de ser necesaria. No sé donde oí una vez esto, pero creo que es necesario recordarlo: "El único justificativo para mirar a alguien desde arriba es que estemos por levantarlo".