Caminaba ayer sobre plásticos diminutos y procesados que tapizaban el asfalto… Caminaba y pensaba: ¿Qué hace todo junto abarrotado en una esquina?
La ropa, ahora símbolo de la identidad y los ideales de nuevas presencias que me suplantaron, se vende y modela en múltiples formas, en un universo, aunque oculto, de almas. Pero eso no importa… Lo importante termina siendo lo que se ve, y si uno no puede… bueno, qué se yo, está fuera. ¿Fuera de qué? Camino e intento ver, además de mirar tanto que es insoportablemente inevitable. Cada cosa está en su lugar, cada rutina. Parecería un mundo perfecto si no se ignorase justamente “lo que trae problemas”: La diversidad.
¿Y qué mas uniformante que cargar a cuestas con el propio cordón umbilical que rebrotó y se ramificó para que nadie pueda perdernos? Además de nosotros, lo llenamos de un montón de pelotudeces y lo personalizamos como si fuese… Qué?! Encendido, apagado, en silencio, en vibrador, ese “ser” tan fastidioso y necesario lastimosamente llega a aislar y a desinfectar las relaciones de una manera muy plástica, si no se lo tiene domesticado apropiadamente…
Me dejo engullir por un gusano rojo para ahorrarme las ganas de caminar cuando quiera, pero descubro en su interior más oscuridad de la que quisiera. En el estómago se desprende una sustancia pegajosa y fría que me genera ira, impotencia, desolación y violencia al mismo tiempo. No logro canalizarla combatiendo las glándulas responsables con mi llamarada de indignación. Entonces me escapo, busco una luz verde en un pantano lleno de babosas inertes y salgo expulsada al mundo exterior. Me encuentro con la sensación de que me falta algo, pero no sé qué es…
Llego a casa, me miro al espejo, y una sombra me cubre los ojos: Yo.
La ropa, ahora símbolo de la identidad y los ideales de nuevas presencias que me suplantaron, se vende y modela en múltiples formas, en un universo, aunque oculto, de almas. Pero eso no importa… Lo importante termina siendo lo que se ve, y si uno no puede… bueno, qué se yo, está fuera. ¿Fuera de qué? Camino e intento ver, además de mirar tanto que es insoportablemente inevitable. Cada cosa está en su lugar, cada rutina. Parecería un mundo perfecto si no se ignorase justamente “lo que trae problemas”: La diversidad.
¿Y qué mas uniformante que cargar a cuestas con el propio cordón umbilical que rebrotó y se ramificó para que nadie pueda perdernos? Además de nosotros, lo llenamos de un montón de pelotudeces y lo personalizamos como si fuese… Qué?! Encendido, apagado, en silencio, en vibrador, ese “ser” tan fastidioso y necesario lastimosamente llega a aislar y a desinfectar las relaciones de una manera muy plástica, si no se lo tiene domesticado apropiadamente…
Me dejo engullir por un gusano rojo para ahorrarme las ganas de caminar cuando quiera, pero descubro en su interior más oscuridad de la que quisiera. En el estómago se desprende una sustancia pegajosa y fría que me genera ira, impotencia, desolación y violencia al mismo tiempo. No logro canalizarla combatiendo las glándulas responsables con mi llamarada de indignación. Entonces me escapo, busco una luz verde en un pantano lleno de babosas inertes y salgo expulsada al mundo exterior. Me encuentro con la sensación de que me falta algo, pero no sé qué es…
Llego a casa, me miro al espejo, y una sombra me cubre los ojos: Yo.
Analuz
7 comentarios:
Muy lindo escrito! te confiezo que me costó un poquitín entenderlo, el uso de metáforas es muy exquisito, lo cual es una buena manera de darle otro tono a la realidad del día a día donde un simple atuendo dice llamarse y catalogarse como nuestra identidad...
Y cómo dices, la diversidad? dónde se habrá quedado?
Un saludo!
ANA LUZ, siempre me sorprendeis con estas maravillas.
he dejado en mi blog un premio DARDOS par tí,sin duda un premio que mereceis algunas personas que haceis de la escritura algo delicioso.
Cuando puedas ó te parezca pasas a por él.
besitos
mira lo que me pasó con un compañero de trabajo.
cuando cambié de trabajo hace unos años, observando modos de vestir peinados e importancia por el celular pude hacerme una idea previa(bastante acertada por cierto) acerca de l gente que me iba acompañar en mi trabajo. sin embargo hubo un chico de 26 años que fue indefinible porque su ropa era anacronica o sin estilo o moda reconocible. no podia ubicar sus gustos musicales, su procedencia social, sus aspiraciones personales.
entonces lo catalogué de raro hasta que luego de unos meses me di cuenta que era el unico de todos nosotros que no era preso de las apariencias.
ese dia aprendi algo.
por otro lado yo soy rehen de los gusanos azules y celestesc que me tragan y me escupen en un obsceno ritual.
El vacío, ese maldito vacío... que no se llena con cosas, ni celulares ni tv ni ropa, no se llena siendo un vampiro q devora personas como objetos...
no se llena con nada, solo con "esa" persona, los momentos plenos con amigos sinceros, pizar la tierra descalzo inmerso en las sierras...
es decir con el amor!
pero escasea por estos tiempos y se compra y se vende a veces lo q es muy trist tb...
Gracias por un llamado a la solidaridad reflexiva como ese!
la ilustración es muy hermosa
pero lo que que escribió es muy
reflexivo
Muchas gracias che!
La verdad este escrito fue algo que "vomité" en cierto modo, porque eran muchas cosas que tenía ganas de decir hace mucho.
Me alegro de que compartan esa sensación de extrañamiento con lo cotidiano y las ganas de superarlo o hacer lo posible para no sufrirlo.
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